
Dali
Acrílico sobre lienzo
120 × 90 cm · Lienzo
La obra se construye desde un rostro que aparece suspendido, casi sin cuerpo, como si emergiera de un espacio que no termina de definirse.
El fondo, trabajado en veladuras y trazos amplios, sugiere siluetas que el ojo completa de forma natural: el espectador dibuja lo que no está, y es ahí donde nace el gesto surrealista.
La mirada, ligeramente divergente, genera una tensión directa y perturbadora.
No es un retrato estático: es una presencia que se activa con quien lo observa.
Hay un punto exacto donde parece mirar siempre hacia adelante, sin importar desde dónde se mire.
Una pieza que no se limita a representar, sino que descoloca con intención.
Nota del artista
Exploración del surrealismo a través de la ausencia y la mirada.
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